March 15, 2016
The political discourse has reached a point where we have to ask ourselves: What should we tell our children?
Young people watch and emulate what adults say and do. For that reason, many adults—parents, neighbors, teachers, caregivers and yes, even politicians—are role models to children. These values—using accurate and appropriate language, standing up for one’s beliefs, checking ourselves when it comes to bias and stereotypes, disagreeing without being disagreeable—are imparted by direct teaching and modeling through words and deeds. In fact, many would argue that what we do has a much deeper impact than what we say.
The current political climate—which has been permeated with hate-filled language, bias and bullying—is counter to what so many adults are trying to teach young people. We have witnessed stereotyping of many groups including women and immigrants, threats to ban Muslims from living in the country and pronouncements that Islam “hates” America, mocking of disabled people and political candidates attacking one another based on their physical appearance. Recently, at a campaign event, a supporter, unprovoked, punched a protestor in the face, saying “next time, we might have to kill him.” While this may seem like an isolated incident, it’s the tenth campaign event in which there has been violence.
Things have gotten so heated that one candidate vowed to stop the behavior, relenting that “my kids were embarrassed by it.”
Has this political demagoguery had an impact on young people? Has it trickled down to the youngest among us? Of course it has. Muslim children are expressing fear and sadness, asking their parents if they are going to have to leave the country after the election. Recently, an Indiana high school basketball game erupted into screaming and insults; the predominately white team yelled at the opposing players and fans, who were a predominately Latino team, chanting “no comprende,” “speak English” and “build the wall” (referring to the proposal that a wall be built on the Mexican border to keep immigrants out). Latino and other immigrant children worry that they may be deported when there is a new president in the White House.
Election years usually present great opportunities for educators to expose students to civics and the American electoral process. However, this year has left many feeling hesitant and unsure about how to raise the topic; and specifically, how to approach the negative and biased discourse that’s overtaken the current debate. One angle educators can take is to turn the rhetoric into a teachable moment by addressing the following:
- Understand Language. Provide students with an understanding of the language of bias so they can make sense of what is going on and how to talk about it. This includes understanding the difference between bias (thoughts and attitudes) and discrimination (actions), how stereotyping can lead to bias, and the various forms that bias and discrimination can take (e.g. racism, Islamophobia, sexism, homophobia, anti-Semitism, etc.)—from interpersonal communication to the institutions in our society.
- Challenge Bias. When biased language and stereotypes are used—in the political debate or elsewhere—point it out and find ways to challenge it. This sends an important message to young people about not being a bystander to injustice and it also gives you an opening to discuss current events. This can be done without endorsing or criticizing particular candidates.
- Think Critically. Help students think critically about what they are hearing and seeing. This means modeling and teaching them to ask questions that get to underlying motives and causes, as well as understanding how perspective shapes points of view. It also includes teaching young people not to take “facts” and information at face value just because adults in positions of power make an assertion. Inspire students to question the facts and do their own research.
- Be An Ally. Most importantly, encourage your students to act as an ally when they see bias and bullying by providing examples and helping young people practice the various ways to show allyship. Showing them that there are many ways to be an ally by modeling it yourself is an important reminder that supporting the target, “standing up,” and not participating in the bias are some of the various ways to do something and not feel powerless.
Politicians and candidates come and go—however, the impact educators can have on students will make a difference with the next generation and beyond.
Prejuicio, intimidación y mal comportamiento en la política: ¿Cuál es la lección que deja a los jóvenes?
¿El discurso político ha llegado a un punto donde tenemos que preguntarnos a nosotros mismos: ¿qué debemos decirle a nuestros hijos?
Los jóvenes observan y emulan lo que los adultos dicen y hacen. Por esa razón, muchos adultos —padres, vecinos, maestros, cuidadores y, sí, incluso los políticos— son un modelo para los niños. Estos valores —utilizar un lenguaje preciso y adecuado, defender las creencias, controlarse frente a los prejuicios y estereotipos, discrepar sin ser desagradables— son impartidos por la enseñanza directa y el ejemplo dado con palabras y hechos. De hecho, muchos argumentarían que lo que hacemos tiene un impacto mucho más profundo que lo que decimos.
El actual clima político —que se ha impregnado de un lenguaje lleno de odio, prejuicios e intimidación— es contrario a lo que muchos adultos tratan de enseñar a los jóvenes. Hemos sido testigos de los estereotipos sobre muchos grupos —incluyendo a las mujeres y los inmigrantes—, amenazas de prohibirle a los musulmanes vivir en el país y declaraciones de que el Islam "odia" a Estados Unidos, burlas contra las personas con discapacidades y candidatos políticos que se atacan unos a otros a causa de su apariencia física. Recientemente, en un evento de campaña, un partidario sin ninguna provocación, golpeó a un opositor en la cara, diciendo: "la próxima vez, tal vez tengamos que matarlo". Aunque puede parecer un incidente aislado, es el décimo evento de campaña en que ha habido actos de violencia.
Las cosas se han puesto tan candentes que un candidato se comprometió a cambiar de comportamiento, reconociendo que "mis hijos se sienten avergonzados".
Esta demagogia política, ¿ha tenido algún impacto en los jóvenes? ¿Se ha filtrado hasta los más jóvenes entre nosotros? Por supuesto que sí. Los niños musulmanes expresan miedo y tristeza, preguntan a sus padres si van a tener que abandonar el país después de las elecciones. Recientemente, un partido de baloncesto en una escuela secundaria de Indiana se convirtió en un concierto de gritos e insultos; el equipo predominantemente blanco gritaba a los jugadores y aficionados del equipo contrario —un equipo predominantemente latino— "no comprende", "hablen inglés" y "construyan el muro" (refiriéndose a la propuesta de construir un muro en la frontera mexicana para mantener fuera a los inmigrantes). Los niños latinos y otros inmigrantes temen ser deportados cuando haya un nuevo Presidente en la Casa Blanca.
Los años de elecciones generalmente ofrecen grandes oportunidades a los educadores para exponer a los estudiantes a la educación cívica y el proceso electoral estadounidense. Sin embargo, este año ha dejado a muchos sintiéndose vacilantes e inseguros sobre cómo plantear el tema; y concretamente, cómo enfocar el discurso negativo y prejuiciado que se ha tomado el debate actual. Una opción para los educadores es convertir la retórica en un momento de aprendizaje, abordando los siguientes temas:
- Entender el lenguaje. Proporcionar a los estudiantes una comprensión del lenguaje del prejuicio, para que puedan entender lo que está sucediendo y cómo hablar de ello. Esto incluye entender la diferencia entre prejuicio (pensamientos y actitudes) y discriminación (acciones), cómo los estereotipos pueden conducir a prejuicios y las distintas formas del prejuicio y la discriminación (por ejemplo: racismo, islamofobia, sexismo, homofobia, antisemitismo, etc.) tanto en la comunicación interpersonal como en las instituciones de nuestra sociedad.
- Combatir el prejuicio. Cuando se use un lenguaje prejuiciado y estereotipos —en el debate político o en cualquier otro escenario— señálelo y encuentre formas de combatirlo. Ese comportamiento transmite un importante mensaje a los jóvenes: no ser un espectador ante la injusticia y le da un motivo para discutir los eventos actuales. Esto puede hacerse sin apoyar o criticar a candidatos particulares.
- Pensar críticamente. Ayude a los estudiantes a pensar críticamente sobre lo que están oyendo y viendo. Esto significa ser un modelo y enseñarles a hacer preguntas que van a los motivos y causas subyacentes, así como a comprender la forma en que la perspectiva produce puntos de vista. También incluye enseñarle a los jóvenes a no aceptar los "hechos" y la información a ciegas, simplemente porque los adultos en posiciones de poder hacen una afirmación. Inspire a los estudiantes a cuestionar los hechos y hacer su propia investigación.
- Ser un aliado. Pero, más importante aún, anime a los estudiantes a que actúen como aliados cuando vean prejuicios e intimidación, proporcióneles ejemplos y ayúdeles a practicar las diversas formas de mostrar solidaridad. Mostrarles —por medio del ejemplo, siendo el modelo— que hay muchas maneras de ser un aliado, es un recordatorio importante de que apoyar a la víctima, luchar contra el prejuicio y no participar en él son algunas de las numerosas formas de hacer algo y no sentirse impotente.
Los políticos y los candidatos van y vienen pero el impacto que los educadores pueden tener en los estudiantes hará una diferencia con la próxima generación y más allá.